Celebrar una boda en La Baumeta es sinónimo de vivir un fin de semana inolvidable en plena naturaleza. Este enclave enamora por sus vistas espectaculares y su tranquilidad, ofreciendo un refugio perfecto para desconectar y disfrutar de momentos únicos. Para Jeni y Edgar, que llevan más de media vida juntos, no podía haber mejor escenario para dar el “sí, quiero”. Acompañados por su perrita Roma, una pequeña exploradora que conquistó a todos los invitados, se embarcaron en un día lleno de sorpresas y emociones.
El tiempo quiso poner a prueba la celebración con algo de lluvia, pero gracias a la experiencia de Ivet, su wedding planner, todo se reorganizó con rapidez. Este imprevisto demostró la importancia de contar con profesionales que puedan adaptar cada detalle para que la boda siga siendo perfecta. La ceremonia se trasladó al precioso cubierto de la casa, donde Ivet creó una decoración cálida y acogedora que hizo que el mal tiempo pasara desapercibido.
Una boda sin mesas, donde la interacción fue la clave
Uno de los grandes aciertos de esta boda en La Baumeta fue la propuesta gastronómica. En lugar de un banquete tradicional, los novios apostaron por foodtrucks, logrando un ambiente distendido y lleno de interacción. Los invitados podían moverse libremente, elegir su comida favorita y compartir conversaciones sin estar anclados a una mesa. La comida fue un verdadero espectáculo de sabores, con opciones para todos los gustos, elevando aún más la experiencia de la celebración.
La conexión entre los invitados fue uno de los aspectos más bonitos del día, y este formato ayudó a que todo fluyera con naturalidad. No había barreras, solo ganas de disfrutar y compartir, algo que convirtió la boda en La Baumeta en un evento aún más especial y auténtico.
Un tatuaje que marcó un momento inolvidable
Tras la comida, los novios prepararon una sorpresa que dejó huella, literalmente. Se habilitó una zona de tatuajes para que quienes quisieran llevarse un recuerdo imborrable de este día tan especial pudieran hacerlo. Lo que nadie esperaba era que la abuela de la novia se animara a hacerse su primer tatuaje. Este instante, lleno de emoción y simbolismo, conmovió a todos los asistentes y se convirtió en uno de los recuerdos más entrañables de la jornada.
Estos pequeños momentos son los que hacen que una boda en La Baumeta sea diferente y única. Más allá de la celebración, fue un evento que dejó una marca en el corazón de todos los presentes.
Canelita Fest: cuando la boda se convierte en un festival de música
Para cerrar la noche con broche de oro, la música tomó el protagonismo. El grupo de Cash Caravan, liderado por el hermano de Edgar, ofreció un concierto de versiones clásicas que hicieron bailar a todos. Pero el momento más especial llegó cuando los novios subieron al escenario a cantar, poniendo el toque más personal a esta increíble fiesta.
La boda en La Baumeta se transformó en un auténtico festival, bautizado como Canelita Fest, donde el amor, la música y la diversión se mezclaron en una celebración inolvidable. Fue una boda en la que los novios, lejos de ser el centro absoluto, lograron que todos los invitados se sintieran parte de algo mágico y especial.
Un fin de semana inolvidable en La Baumeta
Cada boda tiene su propia esencia, y la de Jeni y Edgar en La Baumeta fue un reflejo de su personalidad: natural, divertida y llena de momentos auténticos. Desde la emotiva ceremonia hasta la música en directo, pasando por los foodtrucks y el tatuaje sorpresa, esta boda dejó recuerdos imborrables en todos los presentes.
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