Amor entre viñedos y rancheras
Carles es de esa gente joven que todavía apuesta por los negocios del primer sector y Laura es ambientóloga.
Así que cuando Carles me dijo que podríamos usar su ranchera o su tractor, no tuve ninguna duda que su pasión por la naturaleza tenía que aparecer en su sesión de preboda.
Quedamos en su pueblo y aprovechamos ese ratito en el coche para charlar y conocernos un poco mejor, antes de plantarles la cámara en la cara.
Todo fue súper rodado, muchas risas y buen rollo era la principal característica de esta pareja.
Por aquí os dejo otra preboda, en un taller de cerámica y si tenéis cualquier duda, sabéis que me podéis escribir por redes sociales.